jueves, 12 de octubre de 2017

La semana de más emociones en el mundo: el final de las eliminatorias al Mundial

Algo loco está pasando en el calendario. Se está volviendo especial una semana que suele ser común, pero ocurre cada cuatro años: la semana final de las eliminatorias al Mundial de FIFA.

La mayoría de las 211 naciones miembros afiliados a la FIFA llegan a esta semana cumpliendo la competencia eliminatoria en cada una de sus regiones; unas selecciones previamente clasificadas, otras eliminadas pero con partidos por cumplir y otras cuantas con opciones latentes para clasificar. Son estas últimas las que protagonizan un desborde de emociones que van desde la frustración por los que no logran el objetivo hasta la felicidad plena de aquellos que alcanzan esa gloria de estar entre los elegidos del Mundial.

Los que sienten el fútbol con pasión, viven un electrocardiograma de emociones durante estos días. La tensión es constante, la expectativa genera ansiedad extrema, se desborda el positivismo, se dispara el nivel de nerviosismo y cualquier síntoma que generan las posibilidades de clasificar al Mundial.

Las celebraciones de las clasificaciones en Islandia, Egipto, Panamá, Argentina, Arabia Saudita dan cuenta del fervor que se vive en la semana final de las eliminatorias.

Para Rusia 2018, los calendarios de Oceanía y Asia terminaron un mes antes. En la semana FIFA de septiembre, Nueva Zelanda ganó la ronda final de su Confederación y por Asia; Corea del Sur y Arabia Saudita se unieron a Irán y Japón que estaban clasificados con antelación.

¿Euforia árabe?

Quién diría pero los árabes se levantaron 'la sotana' (túnica para no crear problemas) cuando Arabia Saudita clasificó


Arabia no clasificaba desde Alemania 2006. En Japón e Irán, los que dominaron la eliminatoria, las celebraciones no fueron así de efusivas, no hubo drama, no hubo que crear etiquetas en redes, todo fue normal, celebraciones sobrias, como en Corea del Sur.

Pero, en cambio, en Siria, que logró el primer repechaje de la zona al minuto 90+3, las cosas sí fueron a llanto puro. Alá Alá Alá...



Cualquier intento de emoción lacrimal lo apagó Australia en el tiempo extra del partido de vuelta del repechaje.


El verdadero desborde islámico se vivió en otro continente, en África, con la selección de Egipto, que después de 28 años, logró la clasificación en la fecha final de su grupo.


Egipto, en el Mundial: fiesta e histeria colectiva que pasó a ser noticia en el mundo.


El calor está en el frío

El oxímoron europeo se explica al encontrar el lugar donde fue una verdadera pasión extendida la clasificación al Mundial: Islandia, la isla del norte, casi polar que se presentó ante el mundo en la Eurocopa 2016 y en la eliminatoria europea se ratificó como un equipo sólido que se fortalece en su carácter de cenicienta del fútbol.

El favorito del grupo, Croacia, trastabilló en la penúltima fecha, empató; mientras que Islandia derrotó a Turquía y quedó en la cumbre del grupo con dos puntos de ventaja sobre los balcánicos de cara a la última fecha. En su casa, Reikiavik, derrotó a la débil Kosovo y logró su primera clasificación a un Mundial. A los 335.000 habitantes de la isla, se le unieron millones de fanáticos adoptivos alrededor del mundo para hacer la celebración vikinga.




Explosión de alegría en América

Las clasificaciones más emotivas se consiguieron en América, tanto en Conmebol como en Concacaf.

La eliminatoria suramericana era un bingo, con un gol en cualquier plaza, las posiciones se cambiaban. A los dos últimos juegos de la semana final, selecciones como Colombia y Argentina esperaban clasificarse en sus partidos finales en casa, pero el primero terminó perdiendo en tiempo de adición ante Paraguay, dándole vida y el otro no logró vencer a Perú. Complicaron todo y sumaron rivales por el premio de tres lugares y medio disponibles al Mundial. El único que ya había garantizado su plaza era Brasil.

La clasificación quedaba para la última jornada. Argentina hizo lo inesperado y ganó en Quito. El susto mayor pasó: Messi labró su clasificación al Mundial.



Perú, entre tanto, celebró el medio cupo, el del repechaje. Para la selección de la banda cruzada fue una eliminatoria donde siempre estuvieron por fuera de zona de clasificación, pero los resultados del último año les devolvió la esperanza y siguieron alimentando el sueño de volver a un Mundial tras 35 años de ausencia.




Ese mismo día, Colombia y Uruguay confirmaron su paso a Rusia 2018 y el vigente campeón del continente, Chile, claudicó ante Brasil, perdiendo la opción de llegar al Mundial.


La cenicienta Panamá

Hacía cuatro años, Panamá vivía un cuento muy parecido. Tenía un marcador que le daba el cupo al repechaje, pero su rival, Estados Unidos, anotaba en tiempo de adición y lo eliminaba del Mundial. Esta vez, el cuento cambió a su favor. A tres minutos de terminar el partido final ante Costa Rica, Panamá estaba eliminado, pero apareció el héroe del país: Román Torres, el defensor central que se transformó en atacante y con un pique endiablado logró llegar al balón y con un derechazo consiguió el épico final feliz de esta historia: Panamá, a Rusia 2018.



Puede ser la semana más feliz al rededor del mundo, aunque este año, los países más poblados, todos quedaron por fuera de esta fiesta: ni China, ni India, ni Estados Unidos, ni Indonesia estarán en el Mundial, aún así, en todos los rincones hubo siempre alguien viviendo extremos emocionales por ser la semana final de las eliminatorias.

Ver además: http://esfrondio.blogspot.com/2014/06/mondragon-dale-dale-rapido-que-entras.html
Ver además: http://esfrondio.blogspot.com.co/2011/07/colombia-ya-no-fue-el-mejor-mundial-de.html

miércoles, 8 de febrero de 2017

Hablemos de propinas

¿Está mal si pongo un tarro con un aviso que diga propinas, en mi mesa de trabajo? Muchos dirán claro que sí, es solo para los que prestan un servicio... ¿y es que yo no presto un servicio? ¿Dar información no es servir a la sociedad?...

¿Por qué la propina es discriminatoria? ¿Solo los meseros y los taxistas pueden recibirla? ¿Y qué nos obliga a los demás a dar propinas y nunca recibir?

Meditemos sobre las propinas. Ese gasto fantasma que conscientemente nunca consideramos y que siempre, siempre va a ser requerido. Todos estamos en la obligación moral de dar propinas, solo que esa moralidad no siempre compagina con nuestra realidad.

¿Soy un tacaño por hablar de las propinas como si fuera un tema importante? Pues sí, sí es importante el tema y no, no deseo ser tacaño, pero he tenido que serlo porque he sido víctima de no considerar que debo presupuestar lo de la propina.

Empecemos por aclarar que quien tiene in
gresos por doquier, que con solo abrir los ojos cada mañana, ya está recibiendo réditos en su cuenta, no necesita hacer consciencia para aprender a presupuestar propina. Y en cambio, quien suele tener un ingreso ajustado, un salario que raspa con lo que debe gastar y que debe controlar como si fuera tratamiento médico, entonces sí es de los que le interesa esta reflexión.

Propinas viajando

El ahorrar uno, dos o tres años un dinero para poder pagar un viaje invitando a una dos o más personas es quizás lo que muchos hacen, tratando de evitar endeudarse. Recientemente planeé mi primera visita a Estados Unidos. Dos semanas en una temporada no costosa como la post verano, cuando ya el otoño empieza a traer vientos fríos.

Fue un viaje acompañado por una amiga, es decir gastos 50/50 en la mayoría de cosas. Tuvimos dos destinos Los Ángeles y Nueva York. Una semana en cada una de las ciudades. Mi total del presupuesto eran 1000 dólares, ni un centavo más (los tiquetes aéreos los cubrí con tarjeta de crédito,  no había forma de llevarla para ayudar con gastos, ya estaba con máxima capacidad).

Todo fue meticulosamente planeado, sitios donde nos quedamos y atracciones a visitar, teniendo en cuenta costos de entradas, transportes y alimentación. Cada centavo había que cuidarlo, especialmente en Los Ángeles, puesto que si llegábamos a desbordarnos, en la segunda semana pasaríamos problemas.

Estados Unidos es un país acostumbrado a recibir propinas en casi todas partes. Prácticamente solo falta darle propina al agente de migración (que debería tener el derecho de recibirla, pues te está dejando entrar a su país)

El problema de contar solo con 500 dólares para una semana en Los Ángeles fue precisamente no haber sido consciente que debía tener, por lo menos unos 100 o 150 más para toooodas las propinas.

No solo al taxista (de hecho no usamos taxi), pero al del restaurante, al del sitio de comidas rápidas, al del desayuno, al del aseo en el hospedaje, al del tour aquí, al del tour allá, ¡Hasta el que se disfraza de algún personaje en pleno Universal! La cultura de la propina es impresionante en Estados Unidos.

Precisamente en el Tour de Warner Studios fue la tapa del dolor moral por no tener dinero para las propinas. Mientras otros turistas daban 20, 30, 50 dólares de propina al sujeto encargado del Tour, nosotros pasábamos de agache, como monolitos, sin pestañear, evitando contacto visual con este empleado y todo por no tener para entregarle un extra. O era él, o eran los recuerdos para nuestras familias.

En Nueva York fue la misma situación. Cada lugar, cada tour, cada visita tenía su sitio para la propina. Incluso, es casi que una obligación darle monedas a quienes tocan instrumentos o hacen algo en los pasillos del metro.

Entonces vuelvo y pregunto, ¿queda mal que ponga un vaso para mis propinas? Sé que en el desprendible de pago de mi salario nunca me va a aparecer un extra de 10, 20, 30 o más por obra y gracia del Espíritu Santo.

¿Qué no es justo que el cajero de banco reciba propinas? ¿Qué no es justo que el portero de su edificio reciba propinas? ¿O la enfermera que aguanta quejidos, llantos y malas caras en una sala de emergencias? ¿O el profesor que dedica más tiempo del que debe a revisar los trabajos de sus alumnos?...

Mejor dicho, con esto de las propinas, o todos al agua, o todos a suelo, pero antes de salir a la calle, asegúrese de presupuestar que a alguien le debe dejar una propina de ahora en adelante, no pase de agache, ya la lección está aprendida.