domingo, 15 de julio de 2012

¡El Show del que se estrella!

No, no fue el partido de Messi y sus amigos. No fue la exhibición de Djokovic y Nadal. Fue el original. El verdadero, el inolvidable e inconfundible espectáculo que dirige Don George.

Pensé que no iba a ser terrible. Cuando me enteré que Don George visitaba estas tierras, me dio risa. Simpática la vaina. ¡Quién iba a imaginar que él y su parafernalia iban a terminar justo a donde me encontraba! Algo así como Kinda Fun!

Sé que el show de las estrellas en el pasado tuvo la osadía de ir a Caracas, (pasable), ¡A Londres! (Increíble) y algunos otros sitios que no recuerdo. Pero, igual, el punto es que el show ya fue internacional, ya se bañó en aguas del otro mundo. Así que de alguna manera ya tomó estatus.

Tal vez no debe ser vergonzoso pensar en que si uno aparece entre el público asistente al Show de las Estrellas no hay nada que temer, el orgullo quede intacto y se salve el ego; incluso, quizás hasta genere envidias. 

Eso fue lo que pensé aquél día justo antes de que por aquellos parlantes anunciaran que el Show arrancaba. Sentía nervios de sólo querer asomarme al lugar donde armaron el escenario. Fisgonear un poco para ver gente, reacciones, emociones, actuaciones, todo lo que pudiera darme fuerzas para ser un espectador más, o por el contrario, para quitármelas y poner pies en polvorosa y esconderme lo más lejos posible a donde ni mi sombra se notara, para no sentir ninguna presencia ‘artística’ cerca de mí.

Pueblo fantasma

Por supuesto, El show de Don George fue la única noticia ese día. Fue la única actividad masiva en el pueblo. No hubo calle ni cuadra donde El Show no se mencionara. Así que era imposible evadirlo y no sentir curiosidad por sumarse al río humano y asomarse, aunque fuera para ver de lejitos al único, al de siempre, al autor de tanta algarabía.

La gente estaba extasiada. Una señora dijo: “Es la primera vez que en 17 años viene Don George a nuestro pueblo”. Mientras yo la escuchaba, de labios para adentro yo solo repetía: “OMG, OMG, O-M-G ” .

Era indudable, las mujeres como siempre se enloquecen con la música y en este ‘Show’ inédito no podía haber excepciones. Ellas se encaramaban encima de los hombros de ellos. Alzaban los brazos, gritaban, sudaban, rasgaban sus voces de emoción. ¿Y yo? ¡ufff! Ni un pelo de envidia, no tenía compañía y menos mal me hice de lejitos, casi que escondiéndome en uno de los dummies de una mayonesa para que nadie me untara su emoción. GET ME OUTTA HERE!

Y como era el gran evento, pues hasta refuerzos policiales del resto del departamento llegaron. Más vigilados no podíamos estar. Mientras la Policía patrullaba el pueblo fantasma, los demás estábamos en el escenario haciendo historia para el municipio, gracias a Don George.

Diferencia de estatus 

Y, ahí, en medio de dummies gigantes de cuanto producto de tienda puede existir y que el pueblo, quizás ni la mitad de esas marcas conoce, estaba preguntando por la nómina de artistas. Era una buena cantidad, creía yo que con todos los que se presentaban seguro podían grabar como un mes entero de programas. A propósito ¿cuánto es que dura cada programa? Esta es la hora que no sé. Ojalá el fin de semana no se me olvide encender el televisor y sintonizar el canal uno todo el día, porque ni siquiera sé a qué hora lo pasan. Si no estoy mal, creo que hasta repeticiones del Show pasan a lo largo del día. Pero yo no quiero ver otros pueblos, otras presentaciones ni otros artistas. Yo quiero ver el Show del que hice parte y fui historia. THIS IS INSANE!

No conocía a ninguno de los que se presentó. Bueno había oído mencionar a Giovanni Ayala, que diría fue el que derritió al pueblo, quizás por eso fue que lo dejaron para el horario de éxtasis, cuando ya no había sol y era la ‘magnífica’ iluminación del escenario la que le daba vida al ‘Show’.

Pero ojo al dato. Estaba Fulanito. Sí el internacional Fulanito se presentaba. Eso es estatus. Adiós pena, bye bye ego. Con Fulanito la cosa era a otro precio, tal cual Festival de Canterbury.

El climax

Hasta que llegó lo que yo quería realmente oír: “¡Aaaaaagüita para mi gente bella, agüita, agüita!”... Eso fue un revuelto de emociones incontenible, pero el atrevido de Don George no terminaba de dar el grito de batalla cuando sacaba el otro: “¡Eeeeeentusiasmo!” y la gente con esos inflables de plástico en sus manos que entregaba el patrocinador ovacionaba la celestial arenga de Don George. Ante tanto éxtasis yo solo podía hacer una cosa: ¡HUIR!

Como pude evité la grúa, la tarima y las otras dos cámaras que estaban grabando. Me fui rápido y ligero. Esperé con ansiedad, me camuflé como pude, quería comprobar si mi valor era más fuerte que mi ego. Don George, tu grito de batalla me hizo comprobar que no es así, me pudo más el ego y me hiciste salir hacia el terminal a comprar el primer tiquete de bus que me sacara de ahí. Cada vez que escuchaba la voz de Don George a lo lejos era como si Jenny le estuviera gritando a Forrest: RUUUN FORREST, RUUUUN!

A la media noche terminé en una flota rumbo a la ciudad. No soy capaz de seguirle los pasos a Don George. Soy inútil para cantar los ‘jingles’ de sus patrocinadores. No le doy la cara a la manguera del agüita para la gente y no me entusiasmo, por el contrario, me asusto.

Al final quise un final feliz huyendo en flota, pero quien es de malas no deja de serlo así nada más y por eso tuve que compartir un viajecito de huida de ocho horas con parte del staff de Don George, que tenía reservado medio bus para el regreso. ¡Eeeentusiasmo! ¡OMG!.

PD IMPORTANTE: El dueño del blog me prestó su blog para desahogar mi historia, pero aclaro que no es él y como quiero ser un NN por si algún terrícola me llega a reconocer en la emisión del programa, tampoco voy a decir quién soy yo.

Twitter: @alejodiceque

lunes, 12 de marzo de 2012

Mi lista de útiles


El mundo cambia, la educación cambia, el mercado cambia, los útiles cambian. Hacía rato (años en realidad) que no pasaba por la sección escolar de los almacenes. ¡Cómo ha pasado el tiempo! Sí que han variado las cosas que hoy usan los colegiales. La mayoría son las mismas, pero evolucionadas, otros materiales, quizás más amigables con el ambiente, otras modelos en portada... No siempre iba ser Ana Sofía Henao.
Así que haciendo memoria, quise recordar aquellos útiles que hasta hace algunos años eran tan comunes y hoy son piezas dignas de museo:

El borrador lápiz escobilla.

Sí, aquél útil servía para borrar los errores de mecanografía que usualmente uno cometía en los ejercicios de asa ala asa ala asa alla.... ¡ah me equivoqué! Ese borrador era la tecla DEL manual de todas las máquinas de escribir. Eso sí, manchaba y dejaba el rastro de que por ahí pasó un ‘manasas’ que no dominaba la mecanografía.

Algunos usaban estos lápices para borrar la tinta del bolígrafo. Con mañita lograban quitar el error, pero si no era experto, terminaba agujereando la hoja.

Las reglas holográficas.
 
Aquellas reglas determinaban si los papás de uno eran alcahuetes y adinerados. El que la tenía, era un consentido. Un afortunado que podía tener esa regla de 30 cm cuyo chiste era que tenía dibujos en forma de holograma. Una pelota de circo que giraba al mover la regla, era el ‘matacho’ más común.

Los demás usábamos las reglas de madera que duraban y eran buenísimas para ‘cascarle’ a cualquiera.

Cuaderno 50 hojas.

Antes para las materias de Música, Inglés, Educación Física y similares pedían cuaderno de 50 hojas. Pero había uno especial. Hojas amarillas, rallado y ¡de 52 hojas! Era el viejo cuaderno norma. Extinto ya, por cierto.

Esos cuadernos uno nunca los llenaba  y terminaba usándolos para cualquier otra cosa. Incluso diría que muchos de esos, terminado el año escolar, iban a parar a la tienda o miscelánea o negocio a servir como cuaderno de cuentas de la mamá o la abuela.

Los Magicolor.

Hoy en día siguen ahí campantes, y tal vez reinantes los Magicolor. En la época en la que tenían que compartir morral con los cuadernos de 50 hojas y los lápices escobilla, eran un lujo. Esos colores sí eran los que definían las clases sociales.

Quienes los tenían generalmente eran las niñas lindas y consentidas. Eso sí jamás prestaban uno. ¡Eran órdenes de la casa! Los podían llevar al salón, restregárselos a los demás pero no podían prestarlos. Y si se les perdían, entonces iban llorando con la profesora y hacían revisar todos los morrales, hasta que aparecieran. Y como eran colores Magicolor, por arte de magia... aparecían.

 Cuadernos jean book.

Así como los bluyines antes eran solo azules (-Sí, hay gente que dice bluyín negro, bluyín verde, así no lo crea), los cuadernos jean book eran solo azules y mono-formato. Lo que los hacía especiales era que estaban dirigidos a los grandecitos y además eran argollados (aún lo son), pero el que tuviera un jean book era un duro, un cuaderno de grandes que lo hacía sentir a uno grande. Aunque yo solo veía como los demás se sentían grandes, yo no tuve jean book. Ni siquiera cuando ya fui grandecito.

Cuadernos ferrocarril.

Todavía existen, pero ya no son populares. El colegio que lo pide es como el que quiere alcaparras en el ajiaco. Ahora los ofrecen como los cuadernos más adecuado para que el niño dé sus primeros apuntes en escritura, algo así como una ayuda ideal para el desarrollo sicomotor... (foto de la derecha) ¡Bah! Antes eran para hacer planas y ya. Era más el cuaderno de castigo que el del desarrollo sicomotor.


 
Lápiz de mina roja.

Su función era una sola: Títulos y puntos finales. Bueno, a veces, las comas también. Hoy cambiaron de usuarios. Ya no se ven en los colegios. Ahora si uno quiere ver en uso un lápiz de mina roja debe ir a una carpintería o un taller donde los puede encontrar. Son como los orangutanes, se salvaron de la extinción pero ahora están en un espacio remoto.




Maletín looney toons.

También cambió de grupo objetivo. Ahora está dirigido a los universitarios. Antes eran los maletines de cuero grandes y de doble correa, para llevar en la espalda y no en el hombro, para cargar los ladrillos de libros y cuadernos que había que llevar. Nunca lo usé, pero era popular, sobretodo porque solía ser heredado. Así que en familias extensas, por ahí debe estar todavía. Quizás esté guardando discos de Fruko, Celina y Reutilio, o el viejo, pero todavía servible rebobinador de cintas en forma de Ferrari.


La regla de letras.

Esa cosa intentó ser útil, pero era más tendiente a ser inútil. Uno podía dibujar las letras, aunque al terminar la cartelera, el texto quedaba pareciéndose a un grabado extraterrestre. Igual, siempre estuvo ahí, como si fuera guardada en el botiquín, ante cualquier imprevisto. Los nenes y  las nenas de hoy se reirían de ese artefacto y más cuando no trae ni batería ni cargador.






Forros plásticos.

No sé de dónde venía esa tradición. Pero todos los cuadernos se forraban. Así que los ositos cariñositos,los peluches, los transformers, el 5-0 de Colombia vs Argentina, los fido dido, los Garfields, los  Snoopy, etc, etc, etc... quedaban bajo una capa verde, azul o roja. Y si no estaba forrado, entonces la profesora mandaba una nota en el observador para que el acudiente la firmara por no estar forrado el cuaderno.

Hoy como los cuadernos ya ni siquiera son del tamaño regular, creo que eso de los forros quedó sepultado, hasta que alguien se invente los forros al nuevo tamaño de los cuadernos.

¿Y las temperas y las acuarelas? ¿y los tajalápiz o sacapuntas? ¿Y los plumones? ¿El pega stic? ¿El liquid paper? ¿las tijeras punta roma? ¿el borrador de nata? Bueno, eso no ha evolucionado. Lo siguen usando. Tal vez la presentación cambió, hay más marcas, pero siguen vigentes.

Hoy los pequeños impúberes ni siquiera cargan textos escolares. Ya la mayoría de colegios los suministra. Es más, algunos tienen espacio para el Ipad  en su morral. La lista de útiles ha cambiado, pero no por cuestión del pasar de los años, también del mercadeo. (Esta nota de El Espectador habla del tema)

Entre tanto,  ahí en un cajón bodeguero de mi escritorio siguen guardados unos retazos de útiles que sobrevivieron a mi vida escolar. Uno que otro color, una regla, una cartuchera... Cosas que se iban a la basura, y que ahora serán parte de un museo dentro de ese mismo cajón de escritorio.

Twitter: @alejodiceque

miércoles, 29 de febrero de 2012

Destrozando a Arjona

Ha vendido millones de discos, ha recibido unos cuantos premios -incluidos Grammy- y es ampliamente conocido en el mundo hispano; todo un suceso en la escena musical. Es Ricardo Arjona. Quizás un atrevido, alguien que revela en público sus pensamientos, alguien que dice lo que muchos no dirían, alguien que hace vindicar a los albañiles, camioneros, mecánicos, latoneros con sus composiciones (o descomposiciones, para un vasto público)

Arjona tiene detractores a chorros. A muchas les llega (ojo, frase muy estilo Arjona) pero a unos cuantos miles demás, incluyéndome, no.

Sin recurrir a la poesía, ni intentar clasificar sus letras dentro de algún género literario, elegí algunas de sus canciones para ver por qué genera tanto rechazo, sobre todo en los hombres y qué es lo que hace que a las mujeres, desde jovencitas, les atraiga.

Y ¡Oh sorpresa! ¡Oh por Dios! Oh my Lord! Oh my God! Oh my gosh!... Las frasecitas que Arjona convirtió en canciones son como para abrir los ojos... pero tapándose los oídos. Seguro que si estas canciones aparecen a nombre de la Tigresa del Oriente, de los Rayos de Sinaloa, la banda Llano adentro... uno las calificaría como ‘típicas’, algo así como ‘qué más se podía esperar’... Pero son de Ri-car-do Ar-jo-na (‘típico... qué más se podía esperar’ –decimos los hombres) el romántico aquél que se atreven a elevar a poeta.

Dentro del cancionero de Arjona, encontramos este coctel hormonal fruto de su particular inspiración:
De la canción ‘7 metros’, estas frasecitas:

“Derrapé por tu ombligo,
fui a parar hasta el fondo,
y salí con la ayuda de un frágil vello,
mientras buscaba una manera de burlar tu cinturón
con pura imaginación.”

¡Plop!... Me atrevo a insinuar que estaba viendo el canal Venus, cuando escribió eso.

Un pedazo de la canción ‘Aborto’, donde además, mostraba las ganas de andar en pijamada entre mujeres:


“En el proceso mensual, más tardío de su historia
fue a una amiga del colegio a la que le compartió su memoria;
le contó que dos meses atrás con aquel muchacho fugaz
hicieron tremendo pastel en aquel viejo hotel”

Tremendo el pastel que Arjona escupió en esta canción... “En el proceso mensual más tardío de su historia”... Cantándole a un retraso, y desde luego, genera otro retraso, de carácter espacio-temporal, en aquél que como yo se pone a pararle bolas a lo que dice.

Ahora veamos un aparte de ‘Las suegras’


“Y tú venderás al mejor precio tu virtud,
enterrarás el amor en ataúd,
y a tu conciencia no le quedará salud.
Y tú, serás de ese hombre un artefacto muy usual,
el prototipo de un objeto muy sensual
para hacerle el amor por las noches muy puntual.”

La canción podría perfectamente llamarse Apocalipsis o Armagedón, finalmente uno termina temblando al ver ese mensaje.


Fijaciones y otras cositas

Hombre que no tenga fijaciones por las zonas erógenas de las mujeres, no es hombre, punto. Es la naturaleza y parte del instinto animal que cargamos. Con este tema se han escrito miles de textos, incluso algunos ya de carácter universal. Tenemos la literatura oriental que nos habla del mantra, del yoni y el linga, el kamasutra, e incluso hasta el erótico Cantar de los Cantares, de la mismísima Biblia. Y ahora, el ‘poeta’ guatemalteco, es quien expresa su fijación por las zonas erógenas femeninas de una manera muy singular.

Extracto de la letra de ‘Mi primera vez’:

“Despacio voy por tu cintura
Despacio y me detiene una duda
Si es que realmente merezco
robarme a la niña
y regalarte a la mujer
e inscribirme en tu ayer”

Al leer “inscribirme en tu ayer” es como imaginarse una lápida de mármol donde yacen estas palabras. Q.E.P.D.

Más adelante les mostraré la canción más auténtica, más atrevida, quizás la más horrible, pero la más ‘zafada’ de todas sus composiciones. Es la composición que lo descompone a uno...

Veamos ahora un aparte de la canción ‘Historia de taxi’:

“Me dijo "dobla en la esquina, iremos hasta mi casa.
Después de un par de tequilas, veremos qué es lo que pasa."
Para que describir lo que hicimos en la alfombra.
Si basta con resumir que le bese hasta la sombra,
y un poco más...”

“Y un poco más”... esto en palabras de un labriego, de un albañil, de un conductor sería un insulto al insulto. Nadie duraría que sólo un viejo verde y asqueroso soltaría de su jeta una frase así. Pero no, el que lo hizo fue Arjona... ¡Plop!

Y a propósito de albañil, qué tal esta perla, de la canción ‘Embarazada’:


“Me gusta ver tu abdomen de perfil
que viene a recordarme
que de una nueva vida seré yo el albañil...”

Con el palustre por delante, una camisa llena de manchas de pintura y un bigote con rastros de cemento, usando un palillo –mondadientes- para limpiarse la jeta, es como imagino el video de esta canción.

Letras sicodélicas

El resto de la humanidad necesitaría de un yagé bien cargado o un ‘porro’ vencido y mal preparado capaz de hacerlo salir de este mundo y entrar en la dimensión inspiradora que logró Arjona.

Hay que ver la capacidad que tiene el compositor de escribirle a cuanta cosa se le atraviesa en el camino, o en la cabeza –cuando no está pensando las cérvix-.


Y sin abandonar el viaje del yagé de inspiración, aquí tenemos otra muestra, esta es parte de la canción ‘Casa de locos’:


“Tu perro no me deja en paz ni un rato
en plena reunión familiar le hace el amor a mi zapato
Y los arañazos en mi espalda
son por culpa de tu maldito gato”

“Tu perro le hace el amor a mi zapato”... Yo comienzo a sentir lástima. A Arjona le pasan todos los chascos. Lo destruyen, lo deprimen... La ley de Murphy le cayó sólo a él, pero con todo el peso de la ley... ¡Pobre!

Y si falla la inspiración, supongo que lo que uno hace es encender el televisor, un ejemplo de ‘Frente al televisor’:

“sal tomando Coca Cola, mascando un chicle
o moviendo el trasero en un anuncio de jeans
montada en un caballo de los de Marlboro
o echándote esa pomada que te abre los poros
y cura el acné, pero sal por favor
que hace ya tanto tiempo que no se te ve.”

Y para confirmar su falta de inspiración, veamos la canción ‘Receta’:

“Deme un Tylenol pa'l mal de cuerpo y un Diasepán para olvidar
un galón de suero está perfecto y un Lexotán para volar.
Deme un Valium mil pa'estar bien muerto y que no me dé por recordar
un Tagamet para lo incierto y un Prozac pa' exorcisar.
Ese fantasma tuyo que es una hepatitis C, que no lo cura ni un trasplante
deme un Dormicum para privarme y un Vivarín pa' despertar.”

Esta oda al laboratorio, sin duda no tuvo como fuente de inspiración a ‘El yerberito’. ¡Menos mal! ¡No queremos que destruya nada más!

Y la siguiente canción se podría clasificar como archivo X. De origen paranormal, porque no hay explicación humana que aclare qué quiso decir en ‘Quesos, cosas, casas’


“El que invento la propiedad privada no era más que un vendedor
y al mono que soñaba, lo convirtió en consumidor
de quesos cosas casas
de peros paras porqués
de oro y bisutería
de ropa y lavandería
de mierda y peptobismol”

Sin ser sicólogo, sí se nota que Arjona ya estaba tocando fondo. Es más, el hombre tiene una canción que tituló ‘Tocando fondo’:

“este es el himno nacional
y por bandera tengo tu tanga café
confieso que la paso mal
y no sé cómo puedo mantenerme en pie”

¡Qué mejor remate que este! “Por bandera tengo tu tanga café”... Y no solo debe ser su bandera, además debe ser su escudo y tesoro más preciado. Quizás él toma esa tanga con sus manos, la acerca a su cara, la huele, suspira y saca todas estas letras de otra dimensión (o de caca, dirán algunos en una más acertada definición)

Tampón literario

Y como dije al inicio, aquí está la letra completa de una canción que habrá que preguntarle (si somos así de masoquistas) de dónde fue que la sacó. En qué estaba pensado (Es obvio en qué estaba pensando) pero que hasta la fecha es la dedicatoria más original que he visto.

Cuando me encontré esta canción, no creí que la menstruación fuera musa de inspiración; no pensé que un hombre pensara en la menstruación; no logro comprender la dimensión a la que hay que llegar para escribirle unas letras a la menstruación y que, sobretodo, pretenden ser poema y quieren llegar al corazón.

Busquen tampones, toallas, esponjas, trapeadores, algodones y todo lo que sea capaz de absorber estos chorros de sangre, que sirvieron para que Arjona creara ‘De vez en mes’:


De vez en mes

De vez en mes te haces artista,
Dejando un cuadro impresionista,
Debajo del edredón.

De vez en mes con tu acuarela,
Pintas jirones de ciruelas,
Que van a dar hasta el colchón.

De vez en mes un detergente,
Se roba el arte intermitente
De tu vientre y su creación.

Si es natural cuando eres dama,
Que pintes rosas en la cama,
Una vez de vez en mes.

De vez en mes,
Una cigüeña se suicida,
Y ahí estás tú tan deprimida,
Buscándole una explicación.

De vez en mes,
El cielo te roba el milagro,
El tiempo te hace un calendario,
De una vez, de vez en mes.

De vez en mes,
Tú me propones huelga de hambre,
Yo algo de imaginación.

De vez en mes la luna nueva,
Viene a quitar lo que renueva,
Y a colocar otra ilusión.

De vez en mes soy invisible,
Para intentar en lo posible,
No promover tu mal humor.

De vez en mes no hay quien te aguante,
Y es un pecado estar distante,
Y otro peor quedarme ahí.

Y aunque hay receso obligatorio,
Y el cielo se hace un purgatorio,
Te amo más, de vez en mes.

De vez en mes,
Una cigüeña se suicida,
Y ahí estás tú tan deprimida,
Buscándole una explicación.

De vez en mes,
El cielo te roba el milagro,
El tiempo te hace un calendario,
De una vez, de vez en mes.

De vez en mes,
Tú me propones huelga de hambre,
Yo algo de imaginación.

De vez en mes,
Tu vientre ensaya para cuna,
Tu humor depende de la luna,
Y yo te quiero un poco más.

De vez en mes,
A ti te da por tomar siestas,
A tus hormonas por las fiestas,
Y el culpable siempre yo.

De vez en mes,
No hay más reloj que el de tu cuerpo,
No hay más luz que la que das,
De vez en mes.


Twitter: @alejodiceque