jueves, 12 de octubre de 2017

La semana de más emociones en el mundo: el final de las eliminatorias al Mundial

Algo loco está pasando en el calendario. Se está volviendo especial una semana que suele ser común, pero ocurre cada cuatro años: la semana final de las eliminatorias al Mundial de FIFA.

La mayoría de las 211 naciones miembros afiliados a la FIFA llegan a esta semana cumpliendo la competencia eliminatoria en cada una de sus regiones; unas selecciones previamente clasificadas, otras eliminadas pero con partidos por cumplir y otras cuantas con opciones latentes para clasificar. Son estas últimas las que protagonizan un desborde de emociones que van desde la frustración por los que no logran el objetivo hasta la felicidad plena de aquellos que alcanzan esa gloria de estar entre los elegidos del Mundial.

Los que sienten el fútbol con pasión, viven un electrocardiograma de emociones durante estos días. La tensión es constante, la expectativa genera ansiedad extrema, se desborda el positivismo, se dispara el nivel de nerviosismo y cualquier síntoma que generan las posibilidades de clasificar al Mundial.

Las celebraciones de las clasificaciones en Islandia, Egipto, Panamá, Argentina, Arabia Saudita dan cuenta del fervor que se vive en la semana final de las eliminatorias.

Para Rusia 2018, los calendarios de Oceanía y Asia terminaron un mes antes. En la semana FIFA de septiembre, Nueva Zelanda ganó la ronda final de su Confederación y por Asia; Corea del Sur y Arabia Saudita se unieron a Irán y Japón que estaban clasificados con antelación.

¿Euforia árabe?

Quién diría pero los árabes se levantaron 'la sotana' (túnica para no crear problemas) cuando Arabia Saudita clasificó


Arabia no clasificaba desde Alemania 2006. En Japón e Irán, los que dominaron la eliminatoria, las celebraciones no fueron así de efusivas, no hubo drama, no hubo que crear etiquetas en redes, todo fue normal, celebraciones sobrias, como en Corea del Sur.

Pero, en cambio, en Siria, que logró el primer repechaje de la zona al minuto 90+3, las cosas sí fueron a llanto puro. Alá Alá Alá...



Cualquier intento de emoción lacrimal lo apagó Australia en el tiempo extra del partido de vuelta del repechaje.


El verdadero desborde islámico se vivió en otro continente, en África, con la selección de Egipto, que después de 28 años, logró la clasificación en la fecha final de su grupo.


Egipto, en el Mundial: fiesta e histeria colectiva que pasó a ser noticia en el mundo.


El calor está en el frío

El oxímoron europeo se explica al encontrar el lugar donde fue una verdadera pasión extendida la clasificación al Mundial: Islandia, la isla del norte, casi polar que se presentó ante el mundo en la Eurocopa 2016 y en la eliminatoria europea se ratificó como un equipo sólido que se fortalece en su carácter de cenicienta del fútbol.

El favorito del grupo, Croacia, trastabilló en la penúltima fecha, empató; mientras que Islandia derrotó a Turquía y quedó en la cumbre del grupo con dos puntos de ventaja sobre los balcánicos de cara a la última fecha. En su casa, Reikiavik, derrotó a la débil Kosovo y logró su primera clasificación a un Mundial. A los 335.000 habitantes de la isla, se le unieron millones de fanáticos adoptivos alrededor del mundo para hacer la celebración vikinga.




Explosión de alegría en América

Las clasificaciones más emotivas se consiguieron en América, tanto en Conmebol como en Concacaf.

La eliminatoria suramericana era un bingo, con un gol en cualquier plaza, las posiciones se cambiaban. A los dos últimos juegos de la semana final, selecciones como Colombia y Argentina esperaban clasificarse en sus partidos finales en casa, pero el primero terminó perdiendo en tiempo de adición ante Paraguay, dándole vida y el otro no logró vencer a Perú. Complicaron todo y sumaron rivales por el premio de tres lugares y medio disponibles al Mundial. El único que ya había garantizado su plaza era Brasil.

La clasificación quedaba para la última jornada. Argentina hizo lo inesperado y ganó en Quito. El susto mayor pasó: Messi labró su clasificación al Mundial.



Perú, entre tanto, celebró el medio cupo, el del repechaje. Para la selección de la banda cruzada fue una eliminatoria donde siempre estuvieron por fuera de zona de clasificación, pero los resultados del último año les devolvió la esperanza y siguieron alimentando el sueño de volver a un Mundial tras 35 años de ausencia.




Ese mismo día, Colombia y Uruguay confirmaron su paso a Rusia 2018 y el vigente campeón del continente, Chile, claudicó ante Brasil, perdiendo la opción de llegar al Mundial.


La cenicienta Panamá

Hacía cuatro años, Panamá vivía un cuento muy parecido. Tenía un marcador que le daba el cupo al repechaje, pero su rival, Estados Unidos, anotaba en tiempo de adición y lo eliminaba del Mundial. Esta vez, el cuento cambió a su favor. A tres minutos de terminar el partido final ante Costa Rica, Panamá estaba eliminado, pero apareció el héroe del país: Román Torres, el defensor central que se transformó en atacante y con un pique endiablado logró llegar al balón y con un derechazo consiguió el épico final feliz de esta historia: Panamá, a Rusia 2018.



Puede ser la semana más feliz al rededor del mundo, aunque este año, los países más poblados, todos quedaron por fuera de esta fiesta: ni China, ni India, ni Estados Unidos, ni Indonesia estarán en el Mundial, aún así, en todos los rincones hubo siempre alguien viviendo extremos emocionales por ser la semana final de las eliminatorias.

Ver además: http://esfrondio.blogspot.com/2014/06/mondragon-dale-dale-rapido-que-entras.html
Ver además: http://esfrondio.blogspot.com.co/2011/07/colombia-ya-no-fue-el-mejor-mundial-de.html

miércoles, 8 de febrero de 2017

Hablemos de propinas

¿Está mal si pongo un tarro con un aviso que diga propinas, en mi mesa de trabajo? Muchos dirán claro que sí, es solo para los que prestan un servicio... ¿y es que yo no presto un servicio? ¿Dar información no es servir a la sociedad?...

¿Por qué la propina es discriminatoria? ¿Solo los meseros y los taxistas pueden recibirla? ¿Y qué nos obliga a los demás a dar propinas y nunca recibir?

Meditemos sobre las propinas. Ese gasto fantasma que conscientemente nunca consideramos y que siempre, siempre va a ser requerido. Todos estamos en la obligación moral de dar propinas, solo que esa moralidad no siempre compagina con nuestra realidad.

¿Soy un tacaño por hablar de las propinas como si fuera un tema importante? Pues sí, sí es importante el tema y no, no deseo ser tacaño, pero he tenido que serlo porque he sido víctima de no considerar que debo presupuestar lo de la propina.

Empecemos por aclarar que quien tiene in
gresos por doquier, que con solo abrir los ojos cada mañana, ya está recibiendo réditos en su cuenta, no necesita hacer consciencia para aprender a presupuestar propina. Y en cambio, quien suele tener un ingreso ajustado, un salario que raspa con lo que debe gastar y que debe controlar como si fuera tratamiento médico, entonces sí es de los que le interesa esta reflexión.

Propinas viajando

El ahorrar uno, dos o tres años un dinero para poder pagar un viaje invitando a una dos o más personas es quizás lo que muchos hacen, tratando de evitar endeudarse. Recientemente planeé mi primera visita a Estados Unidos. Dos semanas en una temporada no costosa como la post verano, cuando ya el otoño empieza a traer vientos fríos.

Fue un viaje acompañado por una amiga, es decir gastos 50/50 en la mayoría de cosas. Tuvimos dos destinos Los Ángeles y Nueva York. Una semana en cada una de las ciudades. Mi total del presupuesto eran 1000 dólares, ni un centavo más (los tiquetes aéreos los cubrí con tarjeta de crédito,  no había forma de llevarla para ayudar con gastos, ya estaba con máxima capacidad).

Todo fue meticulosamente planeado, sitios donde nos quedamos y atracciones a visitar, teniendo en cuenta costos de entradas, transportes y alimentación. Cada centavo había que cuidarlo, especialmente en Los Ángeles, puesto que si llegábamos a desbordarnos, en la segunda semana pasaríamos problemas.

Estados Unidos es un país acostumbrado a recibir propinas en casi todas partes. Prácticamente solo falta darle propina al agente de migración (que debería tener el derecho de recibirla, pues te está dejando entrar a su país)

El problema de contar solo con 500 dólares para una semana en Los Ángeles fue precisamente no haber sido consciente que debía tener, por lo menos unos 100 o 150 más para toooodas las propinas.

No solo al taxista (de hecho no usamos taxi), pero al del restaurante, al del sitio de comidas rápidas, al del desayuno, al del aseo en el hospedaje, al del tour aquí, al del tour allá, ¡Hasta el que se disfraza de algún personaje en pleno Universal! La cultura de la propina es impresionante en Estados Unidos.

Precisamente en el Tour de Warner Studios fue la tapa del dolor moral por no tener dinero para las propinas. Mientras otros turistas daban 20, 30, 50 dólares de propina al sujeto encargado del Tour, nosotros pasábamos de agache, como monolitos, sin pestañear, evitando contacto visual con este empleado y todo por no tener para entregarle un extra. O era él, o eran los recuerdos para nuestras familias.

En Nueva York fue la misma situación. Cada lugar, cada tour, cada visita tenía su sitio para la propina. Incluso, es casi que una obligación darle monedas a quienes tocan instrumentos o hacen algo en los pasillos del metro.

Entonces vuelvo y pregunto, ¿queda mal que ponga un vaso para mis propinas? Sé que en el desprendible de pago de mi salario nunca me va a aparecer un extra de 10, 20, 30 o más por obra y gracia del Espíritu Santo.

¿Qué no es justo que el cajero de banco reciba propinas? ¿Qué no es justo que el portero de su edificio reciba propinas? ¿O la enfermera que aguanta quejidos, llantos y malas caras en una sala de emergencias? ¿O el profesor que dedica más tiempo del que debe a revisar los trabajos de sus alumnos?...

Mejor dicho, con esto de las propinas, o todos al agua, o todos a suelo, pero antes de salir a la calle, asegúrese de presupuestar que a alguien le debe dejar una propina de ahora en adelante, no pase de agache, ya la lección está aprendida.

lunes, 29 de agosto de 2016

Cómo decirle a tu mamá que murió Juan Gabriel

Un meme describe lo que pudo haber pasado en muchos hogares en toda América Latina. Tomado como un chiste en lo superficial, pero en el fondo, una de esas puñaladas que contraen el pecho, cortan la respiración y dejan el cuerpo congelado: Juan Gabriel había muerto y contarlo no era fácil.

Soy de aquellos que crecí con mensajes subliminales transmitidos por mamá. Sin querer, la música que ella escuchaba, yo terminaba escuchándola también, por accidente e inconscientemente y por ende fueron años y años con Juan Gabriel por allá, en un parlante, en una bocina y con ella, mamá, repitiendo sus letras.

Meme de Twitter sobre la muerte de Juan Gabriel
Mi idea del personaje Juan Gabriel, sin embargo, se formó más por la cantidad de imitaciones que le hicieron comediantes de todas partes, con sus movimientos amanerados y voz endulzada llevados al extremo. Ese fue el Juan Gabriel que se me quedó en la memoria por mucho tiempo, hasta justo meses antes de su muerte, cuando salió una serie biográfica contando su historia, que inevitablemente cambió mis puntos de vista.

A todas las mamás latinas, eso no les pasó, ellas siempre lo entendieron desde que se dio a conocer. Lo defendieron a capa y espada de la burla y lo encaminaron a su título de 'divo'. Juan Gabriel para ellas fue su representación. Mientras yo - y creo que muchos como yo- nunca reparé ni siquiera en sus letras, por más que las reconociera gracias a tantos años de educación subliminal, para mamá y muchas otras, sus composiciones lo dijeron todo.

El gran ídolo tenía un presente en auge. En mi casa, mamá no faltó a un solo capítulo de su miniserie, pero, además, venía sonando con su álbum 'Los Dúo", Así que tanto en radio como en televisión, Juan Gabriel estaba nuevamente como mensaje subliminal en nuestras cabezas, consciente o inconscientemente. 

Y era domingo en la tarde, en Twitter en menos de media hora, la tendencia Juan Gabriel pasó a encabezar el listado. Algo raro estaba pasando, se podía interpretar a primera vista. Clic en la tendencia y las publicaciones más destacadas anunciaban lo que se suele presentir con este tipo de alertas: la muerte.

Los periódicos en México daban la noticia en pocas líneas, se escudaban en los trinos de dos periodistas reconocidos que habían comunicado su deceso. Pero, a pesar de que son periodistas con alta credibilidad, resultaba poco para atreverse a asegurar que sí había muerto. Todo pasó en cuestión de minutos.

Fui a la sala a sintonizar CNN o Televisa, ya que las cadenas locales seguían con programación normal. Pero en esos canales internacionales estaban igual. Nadie decía nada aún.

Mamá, que estaba en la cocina, podría oír la noticia a través de uno de esos canales, con la seguridad de que estaría confirmada, pero como no habían interrumpido sus programas de la tarde, no dije nada de lo que acababa de leer en Internet. Preferí esperar, cuestión de minutos.

Mi televisor se había quedado encendido en NTN24 -un canal de noticias- y ahí empezaron a reportar lo que aparecía en Twitter y los portales mexicanos, pero estaban en la misma incertidumbre sin poder salir a confirmar. Mamá fue a su cuarto y pasó por mi televisor, no pudo evitar sentirse atraída por la música de fondo que ponían en la transmisión y por ende enterarse del fatal suceso. Ya no faltaron palabras, no le dije directamente, pero así como ella inconscientemente me vendió a Juan Gabriel años atrás, así mismo yo le di la noticia.

Fue la puñalada silenciosa, inesperada pero cierta y tenía que soportarla, su Juan Gabriel estaba muerto y era confirmado, en cuestión de minutos, por todas las cadenas. Un dolor que muchos no logramos sentir como mi mamá y las de toda América Latina sienten ahora.

Un dolor que ni existe en muchos de los que somos hijos de esa generación y por eso con memes, los que creen que esto también es un chiste, se expresan tras el infarto que llevó a la muerte a Juan Gabriel.

Queda una simple reflexión, cómo dar una noticia que va a lastimar, a pesar de que no es ni familia, ni salud, ni nada que afecte el entorno, pero igual va a pegar en el alma, porque va a sacudir una fantasía, una ilusión, una inspiración que alguien ha llevado consigo toda su vida.

Twitter: @alejodiceque

martes, 21 de junio de 2016

Qué lengua tan sensible

Dicen que el paladar es el bueno o el malo, pero no, es la lengua, porque es la que carga las papilas gustativas y ellas son las culpables de que uno sea una 'gallina' a la hora de probar sabores.

El altiplano cundiboyacense, aquél del que se enamoró el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada, es el territorio donde me alimentaron toda mi vida y esta zona puede catalogarse como una delicada membrana que se aparta del resto del mundo por sus sabores.

Quienes crecen en la región Andina colombiana -en una extensión territorial más grande de la delicadeza- por tradición están acostumbrados a comer productos con sabores suaves, quizás lo más extremo que hay es el pescado salado de Semana Santa o el manjar blanco, que es de la vecina región del Pacífico colombiano.

Plato de sopa llamado cuchuco con espinazo.
A ver, para los que no saben, hay un reino que se divide en cuatro sabores: salado, dulce, amargo y agrio. Recientemente quieren - me imagino que son los científicos porque no creo que la ONU se ponga a discutir estos temas - incluir el sabor del umami y el sabor de la grasa (ve tú a saber... o degustar) y bajo este manto tetragustativo se clasifica todo lo que nos metemos a la boca -¡Sí todo, hasta eso que se está imaginando!-

Entonces, los que crecemos en el altiplano cundibyacense nos acostumbramos a trabajar más lo salado y lo dulce, dejando en desuso lo agrio y lo amargo. Rara vez nos sometemos a comer distinto y cuando nos da por salir a explorar el mundo, nos estrellamos con él, sobretodo cuando nos da hambre.

A diferencia de esta porcioncita terrícola, el resto del planeta suele experimentar con sabores agrios y amargos a diario, por eso aman el chocolate suizo bien negro, de ese amargo, que de solo escribirlo ya me hace retorcer.

Momentito ¿Y el ají qué? El picante es producido por una sustancia que se llama capsaicina y que se encuentra en múltiples especias, entre ellas el famoso chile. Pero el picante no es un sabor, es una reacción de dolor que tiene la lengua ante la sustancia y nosotros los del altiplano terminamos siendo unas gallinas para comernos unos simples huevos a la mexicana ¿Quién dijo que queríamos sufrir? Queremos es comer.

Es evidente que la crianza no nos ayudó mucho con los sabores y ya de grandes, nos toca hacernos los machos, para poder hacer buena cara cuando un amigo peruano nos invita a un ceviche, o cuando un compañero coreano de la clase de inglés nos comparte un poco de kimchi.

Ah y por si fuera poco, se nos infla el pecho cuando hablamos de nuestras comidas: ¡Estos sí son platos de verdad! ¡A este árabe sí le enseñamos cómo es un buen sancocho! ¡Y para que vea que somos universales, le pasamos ají! - eso sí, nuestro ají, que lleva cebolla, tomate, cilantro y rebajado en agua..-

Pobre lengua la de nosotros los cundiboyacenses, pero así nos la criaron, casi que dejándola virgen del mundo y solo los valientes que quieren rebelarse y ser lengüisueltos son los que van y se 'entregan' al resto de sabores y cuanta cosa les dan a probar. 

Soy un gallina, porque ya he experimentado muchos de esos otros sabores, dejé la virginidad gustativa, pero es difícil que la someta a andar probando por allí y por allá... Yo me quedo en mi tierra, en mi membrana apartada del resto, con mi dulce de guayaba y mi cuajada con melao... Y bueno, para que mis abuelas no se alebresten, cada Semana Santa, con el tradicional pescado seco...


domingo, 27 de diciembre de 2015

Star Wars: El despertar de la fuerza para los que no dan pie con bola

Poster oficial Star Wars The Force Awakens
La tan esperada Star Wars volvió y con su séptimo título consiguió despertar nuevamente la fuerza de millones en el planeta, quienes han pagado la boleta para verla y así encaminarla hacia récords de recaudo por donde se mire y es tanto el interés impulsado en medios, que hasta el más desprevenido se anima a ir a verla, así sienta que pierde su dinero por no entender ni mú de la saga galáctica.

Soy un aficionado simple, nada de fanático, ni geek, ni coleccionista. Solo fui creciendo a la par con la historia de Star Wars y aparentemente soy de los que sí entiende bien su trama... (Porque hay muchos que todavía piensan que si el hijo de Luke es Anakin y ¿a qué horas va a pelear Anakin contra Darth Vader?)




Entonces, empecemos por contar de qué se trata el mundo de Star Wars de manera práctica y resumida: es la historia de una familia, la Skywalker, que se destaca porque sus miembros suelen tener poderes, donde unos luchan a favor del bien y otros, del lado del mal. En esa batalla llevan tres generaciones: Abuelo, hijos y ahora, nieto(¿s?)

Los que luchan por el bien, usan la fuerza como su arma principal y quienes la dominan, se convierten en Jedis. Los que se dejan seducir por el otro bando, usan el lado oscuro de la fuerza y cuando se vuelven maestros del mal, se gradúan como Siths, es decir siempre en cada una de las cintas habrá enfrentamientos entre Jedis y Siths. Los Skywalker no son los únicos que dominan la fuerza en cualquiera de sus dos lados, existen otros en el Universo capaces de lograr lo mismo, sólo que Star Wars se enfoca en los conflictos de esta familia.

En la séptima entrega, ya son los nieto(¿s?) los que van apareciendo en el ruedo, porque la franquicia da al menos para dos entregas más y se basará en ellos y quizás sus descendientes. Hay que decir que si Star Wars es una enciclopedia, George Lucas, su creador, empezó por contar la historia desde el tomo cuatro, en 1977, al que llamó: Una nueva esperanza.

Dos décadas después, lo que hizo fue terminar de ensamblar su trama y presentó los primeros tres tomos, que se dedican a contar la historia de Anakin Skywalker y cómo es que la vida lo lleva a convertirse en el que hoy el público reconoce como el villano mas famoso del cine, o sea Darth Vader.

¿Por qué contar todo en desorden? Un argumento dice que fue por presupuesto y disponibilidad tecnológica en los 70s. En esa época no había cómo llevar al cine lo que se imaginaba Lucas para la historia desde su comienzo.

Ya en el siglo XXI, una vez cumplió con el sueño de rodar su historia de principio a fin dividida en seis películas, Lucas creyó que su obra estaba terminada, por lo menos de su parte, por eso si alguien quería agregarle aunque fuese una coma, debía ser lejos de sus manos. Es así como le vendió la franquicia a Disney y la superpoderosa industria se encargó de darle nuevamente vida.

El reto de Disney era sostener la filosofía de ese mundo galáctico que tiene millones de seguidores, algo así como seguir contando la vida de Harry Potter, sin que ahí aparezca la influencia de su creadora JK Rowling.

El despertar de la fuerza fue escrita a tres manos: J.J. Abrams, Lawrence Kasdan y Michel Arndt, se encargaron de revitalizar la saga.

Una de las estrategias para apostarle al éxito de la nueva entrega fue la de utilizar al grupo original de actores que dio vida a los personajes. Por eso llenos de arrugas, pero con gran acierto, aparecen nuevamente Han Solo, Chewbacca, Leia y Luke Skywalker, entre varias caras viejas conocidas que salieron en los filmes de la década del 80.

El despertar de la fuerza respeta el paso de los años de estos personajes, aunque sólo da destellos de qué pasó en sus vidas entre aquella escena final del sexto capítulo en el planeta Endor donde terminan con cara de felicidad y abrazados en medio de una fiesta, Leia, Luke y Han Solo y lo que viven en la actualidad, donde el Universo parece estarles ganando la batalla.

¿Y Anakin? ¿Y Obi Wan? ¿Y porqué ahora R2D2 es un robot esférico?...

La séptima película entonces contará la historia con los personajes de antes ya viejos, pero sin Anakin porque ya está muerto a esta altura del rollo... Murió porque decidió quitarse la máscara para ver a su hijo Luke cara a cara antes del último aliento. Recuerden que en otra película, de las filmadas a inicios de este siglo (La venganza de los Sith), cuando pelean Obi Wan contra Anakin en el planeta Mustafar, Obi Wan mutila a Anakin y este cae cerca de la lava, que lo deja hecho un rastrojo... Debido a eso es que Anakin queda obligado a usar máscara, para poder respirar y mantenerse con vida... (Entre septiembre y los primeros días de diciembre repitieron en la mayoría de los canales de cable la secuela entera... Ayúdense, véanlas cuando las pasan... Total si están perdidos, por favor ver: El retorno del Jedi)

De igual forma, una vez esté en la sala de cine, note que la historia ya se empieza a centrar en Rey, la que provocó el despertar de la fuerza después de tanto tiempo. Además, dese cuenta que todos los personajes viejos empezarán a tener sus finales. Harrison Ford ya no está en edad de piruetas, así que Han Solo tendrá que pensionarse sí o sí. Y seguramente lo mismo ocurrirá con Luke y Leia, quienes aportarán más desde sus conocimientos, que desde el campo de batalla, a menos que así de trágicas les tengan destinadas sus muertes.

Como la historia continúa, hay oportunidad para nuevos personajes, ellos son Finn, BB8, Kylo Ren, Snoke, Maz Kanata y la misma Rey, entre otros. Habrá que ver en las futuras películas cómo es que el lado oscuro volvió a surgir y quién se proclama como su líder. En la séptima película dan a entender que el maestro Sith es Snoke, pero no se cuenta nada sobre su origen. Y bueno, si los escritores son genios, seguramente atarán cabos sueltos y alguien resultará siendo hijo de alguien o heredero Skywalker. Por lo menos en esta, el malo es el niño rebelde que fue seducido por el lado oscuro, a pesar de ser el nieto Skywalker, o sea el hijo de Leia...

Si ya la vio y todavía pregunta ¿La muchacha es hija de quién...? Pues aún no se sabe, no lo han dicho; quedará para las próximas entregas la sorpresa sobre su pasado y si tiene genes Skywalker.

Ojalá hayan atinado a una y no sigan tan perdidos después de cuatro décadas de andar entre la fuerza...

PD: ¿Y que pasó con el marcianito verdecito ese que salía antes?

sábado, 14 de noviembre de 2015

Nueva York para bajos presupuestos: tips

Muchos sueñan con estar en la gran Nueva York, conocerla, visitarla, admirarla, disfrutarla y poco más de 20 millones de personas, vivirla. A mí me llegó la hora de conocerla y siete días no fueron suficientes para explorar todo lo que la ciudad tiene para bien y para mal.

La idea de entregar los famosos tips para ustedes, los que también quieren ir, no sólo es porque es mercadeo efectivo para la nota sino porque realmente sintetiza y se convierte en una especie de guía para quienes quieren otro punto de vista antes de tomar la decisión.

Empecemos entonces por decir que este es un texto para ayudar a quienes tienen poco presupuesto. Nueva York es 'antimochila', es una ciudad costosa y te sabe sacar cada dólar que lleves en el bolsillo.


Yo nunca me he hospedado en hoteles cinco estrellas ni he tenido la oportunidad de pagar un viaje todo incluido, por lo que ya es mi costumbre planear todo desde los tiquetes de avión hasta el presupuesto de regalos.

TIP 1: Aeropuerto

Nueva York tiene tres grandes terminales: El JFK, La Guardia y Newark (que es de New Jersey, pero también sirve a la capital del mundo). Trate de que su vuelo sea de los que aterrizan en La Guardia, ya que es el más cercano y por 1.75 dólares puede salir en transporte público hacia Long Island. Desde el JFK son 6.75 y desde Newark, 13 dólares (Todas estas recomendaciones son para los que no llevan más de una maleta de equipaje)

En La Guardia puede pagar el pasaje directamente en el bus. En Newark debe pagar en unas máquinas de autoservicio, el tren que va hacia Penn Station en Manhattan. En el JFK aborda el AirTrain y en la estación de Suthpin paga el pasaje del AirTrain y el del intercambio hacia New York.

Si la intención es hacer un viaje de una semana promedio y se va a mover en transporte público, lo mejor es que compre la metrocard y un weekly.

Todos estos precios irán incrementando con el pasar de los años, para quienes lean este post en el futuro, pero las proporciones seguramente se mantendrán.

TIP 2: Hospedaje

A pesar de haber estado una semana, no fue tiempo suficiente para conocer los cinco distritos de la ciudad. Me faltó el Bronx, zona norte y donde queda el Yankee Stadium, por ejemplo. Sin embargo, si a ustedes les aparecen ofertas de hospedaje en la zona, no las descarten, a pesar de que yo no puedo dar referencias al respecto.

Ante mi incapacidad de poder pagar un hotel (la noche en un dos estrellas es de 80 dólares promedio) mi elección fue entonces un homestay, que por 400 dólares la semana (tampoco tan económico si se convierte a mi moneda local) me permitió resolver el problema de la estadía.

Así emergen sitios alternativos como airbnb, tripping, homestay, wimdu o craiglist, donde las familias rentan parte de sus casas a los viajeros.

Para mí es importante que el lugar esté en un área de fácil acceso hacia la ruta del aeropuerto, por eso más que buscarlo cerca del corazón de Manhattan, era importante que no me obligara a usar un taxi como único medio de transporte a la hora de regresar a la terminal. Un buen lugar es Jackson Heights, o sus alrededores, ya que es la intersección entre el JFK y La Guardia y si tiene que pagar un taxi, al menos quedará en la ruta y algo de dinero ahorrará. Si su aeropuerto es Newark lo mejor es encontrar algo cerca de Penn Station en Manhattan, será poco probable que salga económico.

Enero es el mes de los descuentos en los hoteles, la razón es obvia, paga menos, pero se aguanta el invierno en su esplendor. Para quienes van solos y no necesitan de privacidad, pueden elegir los famosos hostales o backpackers, que cobran 50 dólares, promedio.

TIP 3: Comida

En este punto, Nueva York se redime con uno, o mejor, con el bolsillo. Comer no será inconveniente, hay de todo y por módicos precios, todo depende del lugar que elija. La comida callejera de Manhattan está monopolizada por los carros de comida tipo 'halal' (suena a turco y en realidad sí es un estilo de cocina de oriente medio). The Halal Guys tienen el puesto más famoso de Manhattan (¡Ya hasta tienen referencia en Wikipedia!). A toda hora hay fila para comprar y sus precios son muy buenos, por 10 o menos uno consigue un buen plato y bebida.

Desayunar en Jackson Heights también resulta agradable, pues es el área latina de Nueva York.
En Brooklyn se consigue buena cocina europea, pero es New York y no darse la oportunidad de comer una pizza o una hamburguesa sería el colmo.

TIP 4: Qué hacer

Una forma de organizarse en el viaje es con el citypass: una libreta con acceso a varios lugares y que ahorra cerca del 20 por ciento del precio individual de cada lugar.

El citypass tiene entradas al Rockefeller Center, Empire State, Liberty Island, Museo de Ciencias Naturales, Museo del 9/11, Museo de artes y el Museo de Guggenheim. Cuesta 114 dólares.

La visita a cada uno de estos lugares puede tomar medio día, así que se convierte en la actividad principal de cada jornada. Yo recomiendo el Museo de ciencias, el mismo de la película de Ben Stiller y Robin Williams, así no compre el citypass.

Si no le toma mucho tiempo aprender a orientarse, entonces puede usar el sistema de buses para conocer Manhattan de punta a punta. 

El metro es la opción más rápida, pero es subterráneo, así que no verá nada más que lo que hay en el vagón. Eso sí quedará maravillado con la red de túneles y la nunca descrita ciudad que vive bajo tierra.

Si tiene suficiente presupuesto, puede hasta darse el placer de ir a una de las obras de Broadway. Cuando las salas no se llenan, descuentan hasta el 50 por ciento de la boleta para las funciones de esa misma noche.

Y bueno, su viaje puede coincidir con grandes celebraciones o eventos de magnitud como la maratón, el año nuevo o la conmemoración del 9/11, entre la gran cantidad de actividades que tiene la ciudad a lo largo del año y eso es algo que tampoco querrá perderse.

Una semana no fue suficiente para mí y poder estar en cada rincón de la ciudad. ¿Cuántos días más se necesitan? Quizás ni los que han vivido toda su vida allí conocen todo lo que tiene. 

Nueva York es un lugar para planear un viaje temático, quizás así sí alcance el tiempo. Por ejemplo, ir por sus actividades deportivas y visitar sus estadios, asistir al Madison Square Garden a un juego de la NBA, o ir sólo por conocer su sistema de transporte y sorprenderse con ver un metro repleto a las 11 de la noche, cuando ya ha pasado la hora pico, o ir de compras, también se consiguen buenos precios pero nunca alcanzará la billetera con la cantidad de cosas que hay.

Ahora debo volver a llenar la alcancía y esperar a que el dólar no siga apreciándose descomunalmente para poder volver pronto a la gran manzana y seguir viviendo parte de ese sueño que desde siempre han tenido los que llegan a Nueva York, la ciudad de las puertas abiertas a los inmigrantes.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿Qué es un 'prom'?

Hoy quiero acordarme de undécimo grado. Muchos tienen cantidad de historias del último año de colegio, el primer escalón hacia la madurez. Hice parte de una promoción por la que, a decir verdad, los adultos de aquél entonces apostaban entre poco y nada y el descaro es que cada profesor lo reflejaba cuando entraba al salón, la cara de Jirafales se repetía cada hora, cada día, cada entrega de boletines en ese once, esa generación con la que terminé mi vida en el colegio.

Son muchos desafíos que se vienen en poco tiempo: algunos entran en la mayoría de edad y comienzan en febrero con tarjeta de identidad y terminan en noviembre con cédula. Los varones tienen que incrementar el abastecimiento de cuchillas de afeitar y las mujeres a darle más seguido al tema de la cera. Los hombres se enfrentan a la definición de su situación militar, a diciembre se llega vivo o reclutado, no hay otra opción. Además están el Icfes y la pendejada de escoger una profesión para la vida… ¡ufff!, ¡ah! Y por si fuera poco: ¡Hay que pensar en la despedida!, ¡Casi nada! ¡Por favor! ¿Excursión? ¿Pre prom? ¿prom? ¿post prom?

¿Y el rendimiento académico? Para allá voy, gracias al sistema de calificación implementado por el gobierno nacional, llegué a once sin perder ningún año, (¡No pues!, ¡qué logro! ¿Lo felicitamos?) Cursé mi último año con la condicional de pasar algunas materias pendientes de décimo (ese es el sistema que se manejaba, promotor de mucha vagancia, a propósito)

Como sea, en 1998 estaba en grado once, pero un once bastante peculiar. Resulta que sólo hubo un curso; tradicionalmente hay dos o tres y promociones que alcanzan los 100 alumnos. Es normal escuchar en los torneos intercursos Once A contra Once B y ese día se paraliza el colegio… Pero a mí no me tocó, consecuencia del sistema de promoción, que hizo que se disparara el número de ‘vagos’ que debían hasta la marcada de los cuadernos. Las directivas del colegio decidieron dejar sólo un once con aquellos que estaban limpios o medio-sucios que podían expiar culpas (mi caso); el resto, a repetir décimo.

Es una lástima, porque me perdí del clásico de clásicos: Once A contra Once B, a once B lo habían ‘descendido’ (típico en el país de las 'Dimayoradas'). Pero bueno, los que estábamos en once podíamos sentirnos como los consentidos del colegio con todo lo que se venía.

El ‘iluminado’

En abril llegó la hora de ajustar las cuentas pendientes. En Semana Santa tenía que aprenderme toda la física del año anterior. Lo que no había aprendido en diez meses debía superarlo en siete días ¿Cómo era eso posible? Era Semana Santa, la fe lo hizo posible. Aprenderse que la distancia es igual a la velocidad por tiempo, en un movimiento uniforme o que en un tiro parabólico tenemos una velocidad inicial, velocidad final, aceleración y gravedad, más un eje X y un eje Y, fue algo realmente estoico y de aplaudir. Sin detallar que también debía pasar ¡Trigonometría!

Por obra y gracia del Espíritu Santo fui tocado con su sapiencia y todo entraba y se quedaba en mi cabeza. Era tan mágico, que hasta tuve tiempo de recrearme yendo al estadio y ver Millos vs Cali. Inolvidable aquella noche… John Mario Ramírez puso tremendo pase gol…

A la hora de presentar las evaluaciones veía el milagro, cuando mi mano izquierda llenaba por primera vez las hojas examen dobles que en el pasado fueron todo un océano de cuadrículas vacías en las manos de la profesora Isabel. Ahora, ella, la verdugo, no podía con su cara. ¡JA JA JA! (Con eco) era vencida por este párvulo al que le estaban destellando chispas de nerd... ¡JA JA JA! (Otra vez con eco) Isabel se acostumbró a rajar, rajar y rajar… Culpa de los vagos, es cierto, pero yo ya no estaba en ese clan. ¡JA JA JA! No saliste sonriente, señora Isabel, ¡JA JA JA!

¿Preparación de Icfes?

El conglomerado de profesores tenía que hacer de tripas, corazón, recobrar algo de fe y apostarle a esa camada de 43 alumnos que sobrevivieron en aquél once para tratar de obtener un buen puntaje en el Icfes. Sí, era una buena motivación sentirse dentro del grupo de ‘elegidos’ que intentaría salvar la imagen de la institución.

Pero la fe alcanzó para mover montañas, no a este grupo de estudiantes. El curso no funcionó del todo bien, era un herido que debía ser salvado en un C.A.M.I... Prácticamente dado por perdido. El mal nivel desencadenó que las actividades extracurriculares, que todo alumno de once se merece, no llegaran. ¿Habría aunque fuera un chance de tener una convivencia, un anuario, una fiesta así fuera dentro del mismo colegio? La respuesta se veía llegar en una nube negra.

Las vacaciones de mitad de año se anunciaban con algo especial: reunión con los papás. ¡Ah bendita responsabilidad, llegabas a mala hora! El director de curso citaba a los acudientes para hacernos la vida imposible durante las vacaciones, se notaba que él era ENEMIGO PÚBLICO del deporte. Mi querido director en aquella reunión los instó a enviarnos a una preparación pre-icfes ¡NOOOOOOOOO!, este señor no se daba cuenta de que eso significaba que se me arruinaban mis planes de VER EL MUNDIAL DE FRANCIA 98. Ni siquiera le importó que Colombia estuviera entre los clasificados.

Y terminé inscrito en un pre-icfes en pleno Mundial (los que me conocen saben de qué soy capaz por no perderme un juego de fútbol con carácter de suma importancia) Camuflé un radio en la clase preparatoria y cuando el reloj iba a marcar la 1:00 p.m. como atleta en línea de salida esperaba a que sonara la campana (Saludos a Omar, quien desde octavo me enseñó ese pique endiablado a la hora de salida) 

Finalmente no sé si el pre-icfes sirvió de algo pues en el Icfes, no me salió ninguna pregunta ni tema parecidos a los que me hicieron estudiar. Pero eso sí, resultado de lujo anunciado ante todo el alumnado: 325 sobre 400. Sólo siete alumnos superamos los 300 puntos. ¡En ese colegio nos querían perpetuar con bustos de bronce!

La alcancía, ni se tocó

Pasaban los períodos y las cosas lucían como la parte norte de una vaca que mira hacia el sur. ¡Qué desastre de curso! Y todavía faltaba el remate de año, significando que los ánimos de la mayoría andaban por el suelo y las ganas de hacer fiestas, bazares o cuanta cosa patrocinara la excursión sólo las tenía un puñado de nerdos que presentían iban tener su diploma en diciembre. Y ni hablar de pre prom, prom,  post prom o cuasi prom… ningún papá financiaría la vagabundería.

De los 43 del curso, apenas unos 20 tenían esperanzas de lograr la anhelada graduación, por eso era lógico pensar que al resto no le importaba despedirse cuando ya se veía repitiendo al año siguiente. No habían ánimos ni para minitecas (¿Mini... Qué? ¡Qué carvernario!). El Personero de los estudiantes no tenía cara para pedir ayuda ante el Consejo Académico, sobre todo si tenemos en cuenta que en 1998, el colegio cumplía 25 años y la promoción de las bodas de plata nadaba en boñiga hasta el cuello…

Los grados décimo suelen contribuir con la fiesta de homenaje de despedida de los once, dicho homenaje resultó en un chuzo (lugar que pretende ser bar, pero por su apariencia y clientela no da la categoría) en la 174 con séptima, para eso alcanzaron el presupuesto y los ánimos.

Allí, acompañados de unas Águilas y un ambiente de pobreza, tuvimos nuestra despedida. Las niñas que suelen comprar sus vestidos para la fiesta más importante del colegio tuvieron que guardar ese dinero para otra cosa, un walkman, tal vez… (¿un qué? ¡Qué oso ni siquiera llegó a la era del Ipod!) En mi casa ni se enteraron que ese día era el día del adiós, porque alcancé a llegar a ver CMI y a alistarme para el día siguiente, como si nada hubiera ocurrido.

Y diciembre pasó factura. 16 nos graduamos en la ceremonia oficial de fin de año. 16 caras felices por haber logrado lo que parecía imposible, toda una epopeya, con grandes sacrificios, porque nos quedaron debiendo la excursión, los bazares, las fiestas y demás actividades que los de once tienen en cualquier colegio. Ese año ni siquiera nos dejaron cuidar a los cursos pequeños cuando los profesores se iban a reunión... ¿será que las directivas creían que les meteríamos malas mañas?

Seguramente las manzanas que venían en la fila para los años siguientes no salieron tan insípidas y fueron generaciones que sí aprendieron cálculo y contabilidad, disfrutaron de homenajes y fiestas, compraron vestidos para el grado y demás… en cambio, yo me gradué con la inclusión a un séquito de ‘nerdos’, que representaron aquellas bodas de plata en el colegio, pero aquello del ´prom’, la excursión o el anuario, quedaron en una fantasía que jamás probé.